Texto: Brigitte Müller

El trabajo comienza a las 7 de la mañana. Las montañas del parque natural Sierra Tejada en la zona interior de Málaga aún proyectan largas sombras, en un par de horas el sol brillará implacablemente. La ingeniera agrónoma Ragna Protzen, su socio Peter Knacke y los aprendices Anne y Tobias están con la espalda encorvada en el huerto recolectando el reparto del día.
Alsine, armuelle, agrilla, almizcle, verdolaga, mizuma, mostaza china y brotes de judías verdes. Hierbas que se olvidaron hace mucho tiempo y que incluso se consideraban hierbajos hace unas décadas, son actualmente mezclas de hierbas muy solicitadas, con las que se abastecen los restaurantes de lujo de la Costa del Sol.
La recolecta sigue en silencio y con rapidez. Las delicadas hierbas se encuentran debajo de un toldo con un sistema de riego por goteo. Al final también se recolectan las flores, que por la noche adornan los platos y ensaladas de los restaurantes y dan un toque especial a cada plato. Sobre todo gustan los crisantemos ácidos, cuyo color amarillo resalta en las ensaladas. También son amarillas las diminutas julianas, que Peter recoge con cuidado debajo del toldo. Hacen contraste con las flores de borraja, también pequeñas pero intensamente azules. Al final les toca a las capuchinas naranjas y amarillas, también sanas y ecológicas, como todo lo que procede de Sabor&Salud.
Junto a la casa se encuentra la mujer de Peter, Thekla Krupjuweit. Mientras prepara a los niños para la guardería, vuelve a repasar una vez más la lista. Hoy irá a Marbella, a más de dos horas, donde los chefs triunfan con las hierbas y flores ecológicas.
Los tres jóvenes llegaron a España hace dos años para hacer realidad su idea del huerto de hierbas durante todo el año. El terreno es inclinado y pedregoso, el agua escasa y el sol implacable. Aunque el riachuelo colindante con los terrenos en terraza sigue fluyendo, el verano sólo acaba de empezar y los vecinos también necesitan agua. “No, no creemos que pasemos de todo. Todo lo contrario: vinimos a España con una idea de mercado concreta, trabajamos duro para construir una empresa que funcione“ dice Thekla Krupjuweit y guarda las hierbas en la nevera portátil. Ella se encarga de los clientes. Ella misma llamó a los restaurantes o fue directamente allí con la mercancía, ahora ya son los clientes los que la llaman a ella. Aquí en la costa funciona el sistema del boca a boca.
Por lo tanto, la distribución se va construyendo poco a poco. En la feria de delicatessen de Madrid, incluso el cocinero catalán Ferrán Adriá se interesó por los singulares huertos de hierbas de los tres alemanes. En esos momentos de éxito se olvidan todos los problemas, parásitos y sequías, y Thekla se sube al avión para llevar sus flores y hierbas a “El Bulli“ en Cataluña.