Con una extensión costera de 21.000 Km, Noruega es uno de los países más importantes a la hora de producir pescado. La limpieza de sus aguas, así como su baja temperatura son factores determinantes para obtener una máxima calidad en sus pescados.

Aunque las especies que se pescan en estas aguas son innumerables, nos centraremos en el producto estrella del viaje: la trucha del fiordo noruego.

La especie en sí ( oncorhychus mykiss) no tiene nada que ver con la trucha de los ríos españoles. Para empezar no vive en agua dulce sino en las frías aguas saladas de los fiordos noruegos, y aunque no es oriunda de Noruega sino de Canadá, se ha adaptado de maravilla a estas cristalinas aguas.

La trucha del salmón noruego tiene unas carnes muy rojas, más rojas que cualquier salmónido, y más grasas también, lo que le confiere un sabor único y diferenciado del resto de su especie.

El Consejo regulador de productos del mar de Noruega vigila una por una tanto las licencias de explotación como las propias granjas, de manera que la calidad final del producto es completamente uniforme y satisfactoria.

El proceso de cría comienza en las granjas establecidas en el maravilloso y paradisíaco enclave que suponen los fiordos noruegos, esas lenguas kilométricas que el mar ha ganado a la tierra y que provienen de los deshielos de los grandiosos glaciares que un día ocupaban esta zona.

Las granjas en sí no son más que pequeños establecimientos móviles que se distribuyen por los fiordos sin casi dejarse notar y sin dejar ninguna huella en el ecosistema una vez que se han retirado o desplazado.

En estas granjas se desarrollan las truchas desde que son alevines de poco peso hasta que alcanzan su peso óptimo de comercialización, unos 4 kilos. Si bien este es el peso que se considera ideal, esta especie puede crecer hasta los 7 o incluso 9 kilos.

Las granjas se dividen en diferentes “celdas” cuadradas de unos 15 metros de lado y otros tantos de profundidad, en las que habitan las truchas toda su vida.

Son alimentadas unas 120 veces al día en dosis muy pequeñas, ya que si no fuese así cada vez que se las alimentara la comida se iría al fondo del fiordo y no sería aprovechada. Puedo dar fe de que el momento de la comida es un espectáculo digno de presenciar; ¡ haceos a la idea de que en cada celda habitan más de 30.000 animales que comen como limas!. En el momento de nuestra visita la granja alojaba unas 200.000 unidades y su consumo diario de alimento era de ¡6000! kilos de comida absolutamente natural.
Una vez los ejemplares han alcanzado su tamaño óptimo se pescan y comienza el proceso de manufacturación o distribución. Si se van a utilizar para ahumar o marinar se envían a las plantas donde se realizan estos trabajos, pero si se van a distribuir frescas, el proceso se acelera de tal manera que los animales se pueden encontrar en cualquier mercado europeo en unas 32 horas.

Para la distribución en el mercado japonés, (el más grande del mundo y también el más grande en cuanto a productos del mar de Noruega), LEROI, el distribuidor mas fuerte fleta 2 aviones a la semana con destino Tokio para que sus productos se encuentren en el mercado japonés en tan sólo 30 horas.

En fin un desarrollado sistema de producción pesquera que da muy buenos resultados y que nos acerca a un producto interesantísimo como es la trucha del fiordo noruego.