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01/04/2004
Cata vertical de Château d´Yquem en Vinoble
Por primera vez en su historia, Château d´Yquem protagoniza una cata en un salón vinícola. Es el reconocimiento definitivo del prestigio internacional de Vinoble.
Château d´Yquem, el nombre que simboliza la más alta aristocracia del vino, no ha querido faltar a la IV edición del Salón de los Vinos Nobles. El acontecimiento tiene ya fecha y lugar: será el 27 de mayo, en la Mezquita árabe del Alcázar jerezano.
Cuatro millesimes (añadas) seleccionadas por la bodega – 1998, 1995, 1988 y 1986- serán las protagonistas de la cata vertical dirigida por el conde Alexandre de Lur Saluces y Aymeric de Montault. Será una ocasión excepcional para acercarse a un vino que despierta pasiones; un vino en que se resumen cuatro siglos de historia, doce generaciones de viticultores, un terruño privilegiado y métodos ancestrales en la vendimia y en la vinificación. Sin olvidar, claro está, la acción milagrosa de la Botrytis cinerea, el hongo microscópico que transforma el desastre en oro.
No en vano, Château d´Yquem pertenece a la denominación Sauternes, una zona privilegiada para la “podredumbre noble” (Botrytis cinerea): en otoño, las mañanas brumosas culminan en cálidos mediodías y la humedad de los bosques de Las Landas y de los ríos cercanos se conjuga con los vientos secos del este. Un microclima en el que el hongo que destruye cosechas se convierte en “podredumbre noble”.
Y después, la vendimia: en Château d´Yquem los granos –Sémillon y Sauvignon- se recogen uno a uno y solo en el momento en que están transformados por la Botrytis; el resto, se deja en el racimo durante días o semanas, hasta una próxima recolección. Habitualmente, son necesarias cinco o seis selecciones a lo largo de seis semanas, pero algunos años las recolecciones se duplican y la vendimia se prolonga de octubre a diciembre.
En algunos casos, los menos, toda la cosecha se embotella. Sin embargo, lo más frecuente es que sólo una parte de la vendimia sea digna de llevar la firma Yquem. En años de desastre –como sucedió en 1972, 1974 o 1992- toda la cosecha es descartada para preservar los estrictos criterios de calidad que, durante siglos, han alimentado el mito de Château d´Yquem. De ese mito podrán pronto participar quienes tengan el privilegio de asistir a la cata de Vinoble.
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