El potenciador del sabor glutamato puede matar células cerebrales. Esta es la información que se desprende de la revista “natur+cosmos” en su edición de agosto. El eminente investigador estadounidense sobre el glutamato, John Olney, de la Universidad de Washington en St. Louis, ha demostrado en varios estudios con animales de laboratorio los efectos neurotóxicos de la sustancia. Las consecuencias para el cerebro parecen especialmente peligrosas. Según afirmaciones del investigador sobre el Alzheimer Honrad Beyreuther, de Heidelberg, “el glutamato es un veneno para las células nerviosas”. “Un exceso de glutamato nos volvería locos”. Los aficionados a los alimentos precocinados se encuentran amenazados de forma particular: el glutamato está presente en las sopas de pollo, el caldo de ternera y los platos de pasta, en el jamón y los embutidos, pero también en aperitivos como las patatas fritas. Sin embargo, la industria alimentaria e, incluso, las autoridades están convencidas de la inocuidad de la sustancia y se basan en estudios realizados por el lobby del fabricante. El glutamato se halla de forma natural en muchos alimentos –incluso en la leche materna– y sirve como sustancia transmisora vital en el cerebro. Y es precisamente esto lo que preocupa a sus detractores. Si el glutamato participa en las funciones de control importantes del cerebro, un consumo elevado de alimentación industrial podría provocar trastornos en el control del apetito y el crecimiento corporal, en la atención y la capacidad de aprendizaje, en la vista y en las funciones sexuales.