De ser una bebida de suero en la Alemania de la II Guerra Mundial a triunfar a lo largo y ancho del planeta

El nuevo mensaje de Fanta, “Bebe Fanta, vive como Bamboocha", es una invitación a la espontaneidad y a comerse el mundo “con cuchara grande“. En sus comienzos, nada hacía sospechar del éxito de la bebida alemana que se impondría a lo largo y ancho del planeta. En el año 1940, en plena guerra, tuvo que interrumpirse la fabricación de Coca-Cola debido a la escasez de las materias primas necesarias. Y Max Keith, gerente de Coca-Cola GmbH, Essen, encargó a un equipo de Coca-Cola la creación de una nueva bebida refrescante “made in Germany", para asegurar así la permanencia de la organización alemana. Su base fue el suero lácteo, sustancia liberada en la elaboración de queso y requesón, al alcance de cualquiera incluso en tiempos de guerra. Tras un concurso entre empleados se le dio el nombre de Fanta, porque la nueva creación era “fantástica” y había sido realizada “con mucha fantasía”.

En aquel momento, ni el mismísimo Max Keith podría haber imaginado una trayectoria de éxitos como esta. En la actualidad, Fanta constituye el paradigma de la reconstrucción de Alemania, del crecimiento económico y de éxito de importación: porque ya se bebe en 200 países, entre ellos Perú, Chile y Kenia. Su burbujeante sabor a frutas gusta sobre todo a alemanes, tailandeses, brasileños y mexicanos. Fanta ocupa la tercera posición en el ranking mundial de productos Coca-Cola, con sus más de 70 sabores diferentes, que varían en función de las preferencias del lugar en el que se consume.

Fuente: Obs. /Coca-Cola